Al diván
- lasantiaguinarm
- 7 nov 2022
- 5 Min. de lectura
0-4 en el Di Stefano, 94-89 en el Príncipe Felipe. Día desastroso para el Real Madrid.
Haríamos un flaco favor al Real Madrid Femenino si hoy intentásemos buscar alguna excusa, algún punto positivo. Suspenso rotundo al equipo. Muy deficiente Toril. Porque yo el 0-4 se lo apunto a las jugadoras, claro, pero más que a nadie a Alberto Toril. Porque esta vez tocaba hacer entender, a todas, que era partido de cuchillo. Y los goles vienen en los minutos que vienen. Derrota de jugadoras, pero muy derrota de entrenador, sin ideas, sin reacciones, sin un pensamiento de partido. ¿Qué buscaba, qué pretendía? ¿Por qué los cambios? Sin excusas. Esperemos que Solari esté mirando. Apuntando. Ya no podemos normalizar ni una vez más estos resultados, somos el Real Madrid y esto ha sido ridículo. No era sólo fútbol lo del Di Stefano. Las jugadoras del Barcelona lo saben. Las nuestras siguen sin quererlo entender. Crédito dilapidado de todas las nuestras, en especial de las españolas. Día trágico. Hay que ser crudos porque esto es el Real Madrid y aquí se aprende exigiendo ser las mejores: el respeto que se habían ganado contra Suecia y Estados Unidos lo han tirado, enterrado y machacado. Con guinda final: el cuarto ridículo gol. Y además en el peor momento: parón de selecciones. Las que no están allí son mejores, asumámoslo. No todas, no las 15, pero sí las básicas, desde luego las que hoy se hicieron con la bola y lo que es peor... con nuestras cabezas. Nos han ganado, sobre todo, en la mente. Y por eso es una derrota de entrenador. Las 15, capitaneadas por la orgullosa Bonmatí, pueden tener mucha o ninguna razón (la otra parte es Vilda, alguna tendrán) y se han equivocado rotundamente en las formas, pero nos han bajado de la nube de forma grosera, así que toca aplicarse con humildad el jarabe de la derrota clara.
Son mejores compitiendo, que no es sólo ser mejores futbolistas, ni mejores personas (en eso está claro que tenemos mejores jugadoras, gracias a Dios). Querían ganar y machacar (luego señalamos lo de Pina) y lo hicieron. Animales competitivos es lo que quiero yo que tengamos. Madridistas competitivas, que no se rindan y hoy estén jodidas. Como Misa. Como Athenea. Como Olga ¡¿Cómo la deja de suplente!? Toril nunca quiso ser Mou, y en el equipo no hay ningún Casemiro que defienda a Athenea si Rolfo no para de machacarle las costillas, ni nadie salta a por Geyse cuando deja un bocadillo grosero e innecesario a Misa. No tenemos alma, no hay madridismo exigente ahí, no hay liderazgo, no hay diente: derrota merecida. Yo, en la siguiente sesión, no entrenaría nada. Haría jornada de vídeo. Empezaría por Olga Carmona (que estos partidos tiene que jugarlos siempre, Alberto, siempre, Toril, porque tiene sangre y no les tiene medio). Empezaría con Carmona pidiendo perdón a Lucy Bronze por pelearle una bola en la que además da balón. Nunca más, Olga. ¿Pidió perdón Geyse? No, se rió. ¿Pidió perdón Rolfo? No, le hizo un penalti a Athenea al final, de hecho, que no reclamó ninguna de las nuestras, abatidas, sin alma. Pero el vídeo que pondría repetido, y empapelaría Valdebebas con el frame, porque no es la primera vez, es el de con 0-4 (el gif ya corre por Twitter) Claudia Pina diciendo a sus compañeras “más, más, más, hay tiempo, más”. Entendedlo de una vez, líderes del vestuario: Misa, Ivana ¡Basta de Instagrams buenrollistas!, Claudia, Olga, Athenea, toda la que tenga ascendencia. Ellas cuchillo, nosotras cuchillo. Esto es el Real Madrid. Goles en los primeros y últimos minutos del partido. Es inaceptable, sabíamos que iban a venir a pelear y destruir (os). Como decíamos por Twitter, y a las españolas no debería hacer falta recordárselo, la charla a nuestras extranjeras sería hacerles entender que ellas, el Barcelona, saldrán siempre al 200% porque nos odian. El 0-1 nada más empezar es un gol de falta de intensidad, de ganarnos cuerpeos (lo hicieron todo el partido) hasta a nuestras jugadoras más físicas. De anticiparse.
Es el físico, dirá Toril. Sí, Alberto, pero es también el otro fútbol. Y ahí te han dado una soberana lección, porque tus jugadoras, de nuevo, no estuvieron. No protestaron, no fajaron, no jugaron con el hecho de tener el público a favor, no se metieron en la cabeza de sus rivales, no creyeron. Es tu culpa, Alberto. Todo eso es tu culpa.
¿Qué pretendía Alberto Toril hoy? Esther es sangre caliente, no puedes quitarla en el 50 salvo que esté coja de 3 tobillos. Olga no puede ser suplente en un clásico, porque es pundonor. El primero se lo traga entre otras Svava, que sale siempre fría. Ellas cuchillo y nosotras mantequilla es sinónimo de derrota. El 0-2 es otra muestra de falta de concentración, impropia de equipo grande. El 0-4 es una charlotada infame. Mal Lucía todo el partido. Pero no es cuestión de señalar a una, pues ninguna (excepto Misa, por acumulación) brilló. En ese caso el culpable es el entrenador por no entender nada del partido. Toril es lo mejor que nos ha pasado en el último año (más la llegada de Weir) pero no ha entendido nada del Barcelona, y es el principal rival, deportivo y mental. El principal escollo. Y está fallando groseramente en eso. No más palabras vacías, lamentos y promesas. No más normalizar estas derrotas. Es preciso un cambio gigante de rumbo en estos duelos.
Lo mejor: las entradas agotadas y el homenaje a las campeonas del mundo. ¿Se puede tener mayor cara de felicidad que la de Carla Camacho?
https://twitter.com/realmadridfem/status/1589305933838139394
Los que huían a la pantalla del partido de baloncesto tampoco encontraba buenas noticias.
Y eso que se veía que era partido trampa. Porque nos pilla de vuelta de Milan, que ahí había que ganar. Porque el rival es un histórico que no había ganado. Con un buen entrenador que estaba claro que iba a encontrar el rumbo. Ciudad de baloncesto que lo vive, en masculino y femenino (envidia de esto último). Zaragoza es un equipo que va a tener mejores numeros, a final de temporada, de los que tiene ahora mismo. Y eligieron buen día para empezar a demostrarlo.
No les ganábamos ni un cuarto. Un equipo que, como último, no estaba logrando grandes anotaciones... nos machacó. 20 en el primer cuarto (13 nosotros), 48-36 al descanso. El colista camino de los 100 puntos. Había que espabilar y no se hizo. Trágicos los números de Deck, no en lo individual sino en sus minutos en cancha. Curiosamente Llull fue ayer el mejor en eso.
Y de todos modos ahí seguíamos, puesto que nunca se marcharon +20, pese a nuestra indolencia. Un último cuarto podía hacerse largo (31 puntos metimos ahí, reaccionando tarde). Cuando a falta de 10 minutos Hezonja nos puso a 10, nos empezó a vacunar Radoncic. Tuvimos ahí 3-4 minutos de shock que nos costaría la victoria final. Un bonito día para haberse puesto el canal de Golf.
Porfi les pedía ser inteligentes a los suyos después de un parcial 2-14 que nos metía en partido a falta de 3 minutos. Las canastas entraban, la cosa podía salir. De hecho, el colista debía tener el lógico miedo a ganar, y más al Real Madrid, era de presuponer que podían fallar las muñecas. Pero para eso hay que defender, claro. Y primero nos quedamos sin Tavares, por una falta tonta, y después resultó especialmente espectacular la defensa con la mirada que hicimos en la última jugada decisiva. Llull se tiró alguna mandarina final pero la resistencia ya era fútil.
Esta época de la temporada es la más propensa a pinchazos así, claro. Lo importante se juega más tarde. Y, ojo, con Laso también perdíamos muchos partidos de estos que duelen, a ver si nos va a haber olvidado el tramito deleznable del curso pasado. Lo digo por no atacar a Chus Mateo por esto. O no atacarlo a degüello y sin razón, vaya. Sí está claro que tiene trabajo por delante. Un colista no puede meterte 100 puntos. < p style="text-align: justify;">Y encima es lunes. https://twitter.com/RMBaloncesto/status/1589339087160352769
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