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Camavinga (y Gavi y Pedri)

  • lasantiaguinarm
  • 28 abr 2022
  • 2 Min. de lectura

Un vistazo rápido a la historia familiar de Eduardo Celmi Camavinga nos invita a hacer una primera afirmación de casi indudable rigurosidad: ni Eduardo ni su familia se asustarían si al llegar a Valdebebas se levantó algo de frío. 

Y, sin embargo, es precisamente eso lo que hará que nuestro querido panorama mediático nunca le quiera y cuide como a otros: Eduardo tiene tres nacionalidades, pero no es de La Masía. Nació en Angola, tiene ascendencia congoleña, y su familia partió con él de bebé hacia Francia, donde creció y se hizo tremendo futbolista.

Le hemos ido conociendo, nos enamoró desde el primer día. Debutó en el Bernabéu, hay que recordar, en el primer día que reabrió el templo tras el jodido virus. Y marcó gol. Y luego se estrenó en Champions... y dio la asistencia del 0-1, a Rodrygo.

Y lo mejor de todo es que el tipo sonreía. De inmediato, con su carisma arrebatador, se había hecho con un hueco, generando divertidas cuentas como ésta https://twitter.com/CamavingaSmiles/status/1514703184031367172

Porque Eduardo ha traído aire fresco. Una de las cosas que más me gusta de Camavinga es ver cómo es querido, vacilado -siempre con una sonrisa- por un jerarca absoluto de este deporte como David Alaba. Todo lo que desprende son buenas sensaciones.

Hacía falta Eduardo. No sólo porque necesitábamos de un recambio (además de Valverde) de garantías para la CMK, sino porque ha traído hambre futbolística y alegría. Y a estas alturas de año, a punto de empezar Mayo, cuando se juegan los partidos que dan títulos, Eduardo es pedido y reclamado por la afición. Y es importante recordar algo: tiene 19 años. Acabará la temporada, empezará la siguiente, y seguirá teniendo 19 años. Y cuando junto a Camavinga se pone la palabra Seedorf, palabras muy mayores, a casi nadie le extraña ya

Así explicaba Eduardo un tremendo golazo frente a la Real Sociedad... en perfecto español https://twitter.com/realmadrid/status/1500773249864589313

No quería mentar hasta aquí a Pedri y Gavi. Nuestra querida cavernesca quiere acabar con Eduardo. No es de La Masía, juega en el Real Madrid y sonríe provocadoramente. ¿Cómo van a poder vender que está triste, que si Carletto tal, o que le hacen vacío o lo que sea... si cada vez que le enfocan sonríe?

Así que han encontrado la vía: Eduardo es un jugador violento. Hace faltas peligrosas, es un tipo tarjeteable y además un yogurín, así que la cartulina está cantada desde que sale. Además al Real Madrid le expulsan poco, así que ya le va tocando.

Y, ojo: está funcionando. Mientras Gavi lo hace de verdad, rascar y rascar, siendo protegido because La Masía... a Eduardo se le caen las tarjetas hasta cuando no es él el que da. 

Hay que proteger a Eduardo. Y tenemos que hacerlo nosotros, desde nuestras pequeñas vías de comunicación y el apoyo en el estadio. < p style="text-align: justify;">¡Estamos contigo, Eduardo Camavinga!

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