La nefanda política de comunicación del Real Madrid

La nefanda política de comunicación del Real Madrid ha quedado por enésima vez al descubierto con la salida espantosa de Pablo Laso del baloncesto. Pero es lamentablemente ya sólo una más de los execrables ejemplos que estamos viviendo. Sin animo de ser exhaustivo... desde presentar la Superliga (algo tan crucial y estratégico) en Pedrerol a tener una sección femenina parada y sin vender producto durante un mes, encabronando a la aún tierna masa social. Quedaba por joderla en baloncesto, y ahí se han consagrado ya definitivamente.

Un año tan tan bueno para el club, con Copa de Europa, con otra casi, con dos ligas bellas y rotundas en fútbol y baloncesto, y hasta consiguiendo entrar de nuevo en UWCL femenina con remontada... se ha tirado a la basura comunicativamente en un mes con una nefasta, abominable, execrable, infame y hasta perversa política de incomunicación.

No están a la altura del club, que es una empresa de muchos millones de euros, los que quedan tan lejos de la grandeza del Real Madrid.

Las crisis hay que saber manejarlas, primero anticipándose. El club debía haber previsto, por cómo iba a la negociación, que lo de Laso podía salir mal. Y Laso no es cualquiera, no, joder. Es una institución de este club, como jugador y entrenador. Uno de los más grandes. No puede irse mal, con un comunicado por la tarde tras horas de desangre mediático y público.

Primer fallo, pues, la falta de anticipación.

Segundo fallo, el de siempre: las filtraciones interesadas a medios de comunicación carentes ya de cualquier credibilidad. De todas las formas que podía llevarse la situación, se ha elegido la peor y más cobarde.

Florentino: es Pablo Laso. Ha sufrido un infarto. Es que incluso (sin tener los detalles pequeños) es probable que el club tenga la razón no dejándole continuar. Pero las formas son importantes, una vez más. 

Laso precisa de puerta grande. Qué horror, que inmenso horror es la política de comunicación de este club.