Rubiales: el bochorno consumado

El día que tenía que ser histórico para el futbol femenino se convirtió en una jornada ridícula gracias a la guerra de ambiciones (poder y dinero) de la gentecilla que rodea patéticamente nuestro fútbol

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Cortita y al pie, que decía nuestro grande: las colegiadas han de ser bien pagadas, como corresponde a una liga profesional. Y están en su derecho de reivindicar.

Hacerlo como se ha hecho, sin margen y a las bravas: no.

Están siendo utilizadas. Y es lógico que quieran cobrar mejor, y es lógico que si te aprietan desde arriba no surjan heroínas que discrepen y digan "quiero cobrar más, pero no que me presione Rubiales". Quieren cobrar más y quieren seguir cobrando.

El mal de nuestro fútbol, una de las patas del mal, es Rubiales. La otra es Tebas, Roures, los lazos que unen todo ello. Rubiales y la RFEF no quieren la independencia de la Liga F. y están haciendo todo lo posible por boicotear, por joder. El Real Madrid ha atraído este año a una jugadora como Caroline Weir para hacerla ver, ya en la primera jornada, que el fútbol español es un sainete de personajes, mercachifles y botarates. Todos damnificados por el juego de tronos de estos seres de poca monta.

Que se juegue pronto, por favor.