Y sin el mejor Benzema

Empezaba nuestro retorno al Bernabéu con mal fario, porque eso de hacer celebraciones previas se nos suele volver en contra. Pero es verdad que hacía tanto que no íbamos que había cosas que ofrecer. Madrid olía a fútbol, del bueno, por fin, con gente en las estaciones, en las calles, exhibiendo madridismo camino del templo, tan distinto, tan cautivador. Y ganamos, cautivando. Porque aunque el resultado fue corto, las sensaciones son muy buenas: la sensación de que Rodrygo no ha encontrado aún techo, la de que Vinicius cada día encuentra un nuevo gol en sus botas, la certeza de que Tchouameni es un acierto y de que Rudiger es el comodín perfecto. Con ello Ancelotti ya es el tercer entrenador de nuestra historia con más victorias (iguala a Del Bosque). Y todo ello... sin el mejor Benzema. Está claro que Karim va con otro ritmo de temporada, estará a tope cuando haya que estarlo. Pero, mientras tanto, la bandera de Brasil ondea en nuestro ataque, con dos jugadores tan distintos y tan complementarios, dos fichajes de gran labor de previsión del club, que dan ya y darán muchas alegrías. Todo suena bien en la orquesta. Hasta Alaba se salió fuera del campo, cuando a pregunta de periodista post-partido, respondió que a Vini le había visto "con los ojos". Mientras, el Sevilla le ofrecía un partido de ida y vuelta al Barcelona. El Barça sufrió de entrada (un buen Isco, por cierto) pero a ida y vuelta, con Dembelé... Lopetegui se equivocó. Monchi, que pena.https://twitter.com/realmadrid/status/1566108767648825345